En general, alrededor del 10-15% de varones presentan varicocele, principalmente durante la juventud. Sin embargo, en los hombres con problemas de fertilidad, la incidencia del varicocele asciende a más del 40%.
El varicocele es una afección benigna que consiste en el engrosamiento o dilatación de las venas del cordón espermático que se localizan en el escroto (la bolsa que sostiene los testículos), cuando estas dejan de funcionar correctamente y se produce una acumulación sanguínea. Las venas del cordón espermático son las encargadas de transportar y oxigenar la sangre de los testículos. El varicocele tiene una apariencia similar a la de una variz, de ahí su denominación, y en la mayoría de casos se manifiesta en el lado izquierdo del escroto, aunque puede darse en ambos lados.
El problema del varicocele es que no es sencillo de detectar, pues lo normal es que no produzca ningún síntoma. En raras ocasiones, el varicocele puede ocasionar molestia o dolor, que puede ser más acusado cuando se realiza un esfuerzo físico o al final del día.
Por norma general, el varicocele puede observarse de forma más clara cuando el varón está tumbado boca arriba, pues su apariencia se hace más evidente.
El varicocele y su estrecha relación con la infertilidad
A lo largo de los años, numerosos estudios han documentado la relación directa que tienen varicocele e infertilidad.
El varicocele puede ser el origen del problema de fertilidad masculina, ya que hace que se eleve la temperatura de los testículos, afectando a la producción de espermatozoides (calidad, movilidad y/o cantidad). Además, puede ocurrir que, aunque la generación de espermatozoides sea correcta, el varicocele afecte a su ADN, fragmentándolo, factor que está relacionado con una mayor probabilidad de aborto. Y, además, el varicocele puede afectar a la producción de testosterona (hormona masculina por excelencia), causando otros problemas como la disfunción eréctil o el descenso del apetito sexual.
Estos problemas se pueden observar durante una exploración física o bien directamente cuando se realiza el análisis de semen o seminograma. En este segundo caso se conoce la consecuencia, pero no la causa de la alteración espermática, por lo que será el punto de partida para comenzar a investigar y detectar el varicocele.
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Tratamiento del varicocele
Al ser una patología benigna, el tratamiento del varicocele es sencillo y rara vez presenta complicaciones.
En caso de que se presenten molestias, se podría llegar a recomendar una cirugía, la varicocelectomía, que se realiza con anestesia local en unos 15 minutos de duración. Con esta, la mejora en la calidad seminal se puede comenzar a percibir a partir del primer o segundo año tras la intervención, siempre y cuando no exista ninguna otra patología que esté afectando a la fertilidad masculina. Por ello, lo más habitual en estos casos, para evitar tener que esperar tanto tiempo hasta poder concebir un hijo de manera natural, es realizar una extracción y posterior análisis de los espermatozoides para, después, llevar a cabo un tratamiento de reproducción asistida que permita a la pareja maximizar las posibilidades de embarazo.
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