Los miomas uterinos son tumores benignos que suelen aparecer en las paredes internas y externas del útero, sobre todo entre los 25 y los 45 años.
También conocidos como fibromas, los miomas uterinos pueden darse en, aproximadamente, 1 de cada 5 mujeres, generalmente cuando se encuentran en edad reproductiva. Con la desaparición de la menstruación pueden llegar a disminuir su tamaño.
Si no aumentan de tamaño a lo largo de los años, los miomas uterinos no suelen precisar tratamiento, pues lo normal es que no presenten complicaciones. Sin embargo, puede que, si hay muchos o si son más grandes, el ginecólogo decida extraerlos mediante cirugía (miomectomía) para evitar que interfieran en la consecución del embarazo, pues pueden llegar a perjudicar en el momento de la implantación del embrión recién fecundado.
Miomas uterinos: ¿Por qué aparecen?
No hay una causa concreta que provoque la proliferación de los miomas uterinos. Sin embargo, como en muchos otros casos, puede haber una tendencia familiar, es decir, si tu madre tendía a tener miomas, lo más probable es que tú también tengas a partir de un momento determinado. Además de ello, la hormona progesterona parece que también favorece su crecimiento.
Existen tres tipos de miomas uterinos, según su localización: subserosos (los más comunes), submucosos e intramurales. Y pueden tener tanto un tamaño microscópico como más grande, prácticamente del tamaño del útero.
Normalmente no presentan síntomas por lo que, hasta que no se realiza una exploración del útero mediante ecografía o histeroscopia, son indetectables. Sin embargo, sobre todo cuando son de mayor tamaño, pueden llegar a causar determinados efectos, como un sangrado más abundante, hinchazón abdominal o dolor durante la práctica del sexo, que se pueden llegar a confundir, por ejemplo, con tener ovarios poliquísticos o ciertas enfermedades intestinales.
Y puedes estar tranquila, porque tan solo un insignificante porcentaje -0,5%- de miomas uterinos se convierten en tumores malignos o sarcomas. Lo ideal es que cada año acudas a tu revisión con el ginecólogo para que pueda ir comprobando su estado y crecimiento.
Embarazo y miomas uterinos: ¿Es posible?
Aunque es perfectamente posible el embarazo con miomas uterinos, estos pueden llegar a dificultar la implantación del embrión y convertirse en un problema de fertilidad, por lo que en determinados casos conviene mantenerlos a raya o extirparlos antes de plantearse un proyecto reproductivo para evitar que haya complicaciones en el momento de la concepción. Por eso es tan importante que se observen y controlen durante las revisiones ginecológicas anuales.
Durante el embarazo también pueden llegar a desarrollarse y crecer los miomas en el útero. Si son de tamaño pequeño, no tiene por qué influir en nada, pero si van aumentando su tamaño a lo largo de la gestación, por la acción de la progesterona, pueden llegar a causar que el bebé nazca prematuro o representar complicaciones durante el parto. Lo normal es que, al finalizar el embarazo, los miomas vuelvan a su tamaño normal y continúen sin dar ningún problema.
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