Progesterona y estrógenos son las principales hormonas femeninas.
Seguro que te suenan estrógenos, andrógenos, progesterona… Pero puede que también tengas cierta confusión a la hora de saber qué papel tienen estas hormonas femeninas a nivel reproductivo.
Tanto el hombre como la mujer cuentan con hormonas sexuales. Mientras que, en el caso del hombre, la testosterona es la hormona sexual masculina por excelencia -aunque no es la única-, la mujer cuenta con tres tipos de hormonas sexuales diferentes: estrógenos, andrógenos y progestágenos.
Las hormonas sexuales, ya sean estas femeninas o masculinas, se regulan en el cerebro, concretamente en el hipotálamo y la hipófisis.
Hormonas femeninas: Estrógenos, andrógenos y progestágenos
Las hormonas femeninas -estrógenos, andrógenos y progestágenos- regulan las funciones del aparato reproductor de la mujer y son fundamentales para que pueda llevarse a cabo la fecundación del embrión, así como su implantación y el desarrollo del embarazo, el parto y la llegada de la menopausia.
A continuación, te explicamos cada una de ellas.
¿Qué son los estrógenos?
Los estrógenos son para la mujer lo que la testosterona es para el hombre. Se producen en los ovarios y las glándulas suprarrenales (localizadas, como su propio nombre indica, encima del riñón). La producción de estas hormonas es mayor cuando la mujer alcanza la pubertad y disminuye con la llegada de la menopausia. Los estrógenos son fundamentales para el desarrollo del aparato reproductor femenino, así como para determinadas funciones como la llegada de la menstruación, el desarrollo de las mamas, la ovulación…
El tipo de estrógenos más abundante es el estradiol, aunque también están el estriol y la estrona. Este tipo de hormonas son las responsables de que, durante la adolescencia, los órganos sexuales y las características de la mujer se desarrollen (mamas, vello corporal, menstruación, etc.) y de que a lo largo de la vida reproductiva de la mujer el ciclo menstrual (fase folicular, fase ovulatoria y fase lútea), funcione de manera correcta.
Además de lo anterior, los estrógenos son fundamentales para nuestro cuerpo, ya que nos ayudan a sintetizar las proteínas, a almacenar el calcio en nuestros huesos, a generar colesterol HDL (el bueno), a la regeneración de nuestra piel y al fortalecimiento del cabello y las uñas, entre otras funciones.
En cuanto a su importancia en reproducción asistida, esta radica en que los estrógenos ayudan al desarrollo del endometrio para facilitar la implantación del embrión.
Alimentos con estrógenos naturales
Como hemos visto, los estrógenos son muy importantes para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. En personas con sobrepeso, los niveles de estrógenos, en concreto, de estrona, son más elevados, algo que no nos beneficia en absoluto, pero se ha comprobado que con una dieta saludable esta hormona desciende y su presencia se normaliza.
Algunos alimentos ricos en estrógenos naturales son el lino, el sésamo, los frutos secos, los espárragos, la soja, los garbanzos, el ajo, el brócoli, los champiñones, el aceite de oliva o las frutas del bosque.
Aún así, es necesario que sea el especialista el que indique cuándo es recomendable consumir alimentos ricos en estrógenos, en una dieta equilibrada, para mejorar la presencia de estos en el cuerpo y ayudar a normalizar los niveles hormonales.
¿Qué son los andrógenos?
Los andrógenos son el grupo que engloba todas las hormonas sexuales típicamente masculinas, entre ellas la testosterona. Sin embargo, estas no son exclusivas del hombre, sino que algunas de ellas también están presentes en el sexo femenino. En la mujer se secretan en los ovarios y las glándulas suprarrenales.
En reproducción asistida, tener controlado el nivel de andrógenos en la mujer es fundamental, ya que, cuando hay exceso de estos -hiperandrogenismo-, pueden aparecer problemas de fertilidad.
¿Qué es la progesterona?
La progesterona es una hormona que, una vez llegada la primera menstruación, se segrega principalmente en los ovarios (justo a continuación de la ovulación), las glándulas suprarrenales y la placenta (a partir de las 10 semanas de embarazo). La progesterona es clave para la preparación del endometrio para la implantación del embrión, así como para el mantenimiento del embarazo.
En reproducción asistida, cuando la mujer no ovula o tiene ciclos menstruales irregulares, se le puede recetar progesterona para provocar el correcto funcionamiento del ciclo menstrual y que, de esta manera, se pueda lograr el embarazo, tanto de manera natural como a través de un tratamiento.
Además, su suplementación se puede mantener durante las primeras semanas del embarazo, entre otras cosas para corregir su déficit en casos de terapia hormonal sustituida, en los que la mujer no ovula, y asegurar su suficiencia en los casos de insuficiencia de cuerpo lúteo (cuando el ovocito ovulado no produce suficiente progesterona). De esta forma, la gestación tendrá la progesterona necesaria para seguir adelante hasta que se forme la placenta.
¿Qué alimentos contienen progesterona?
Contienen progesterona los alimentos ricos en zinc (semillas, frutos secos, legumbres, setas…), vitamina B (maíz, legumbres, avena, plátano, aguacate, semillas…), omega 3 (pescados azules, mariscos, aceite de oliva, aguacate, frutos secos, semillas…) y antioxidantes (frutas y verduras altas en vitamina C, frutos secos, verduras de hoja verde, tomates, sandía, legumbres…).
Niveles normales de progesterona
Como hemos visto, los niveles bajos de progesterona pueden ocasionar problemas de ovulación y fertilidad. Por eso, lo ideal es que el nivel de progesterona en sangre oscile siempre entre 1 ng/mL y 20 ng/mL, aunque dependerá del momento del ciclo en el que nos encontremos.
En las mujeres embarazadas, el nivel de progesterona se dispara y va incrementándose según evoluciona la gestación, hasta llegar a rozar los 50 ng/mL.
¿Qué efectos causa la progesterona?
Cuando la progesterona está alta (más de 10 ng/mL), puede significar varias cosas: que estamos ovulando, que se ha producido el embarazo, o bien que existe un quiste en los ovarios o un tumor en el ovario, por ejemplo.
Cuando la progesterona está baja (menos de 10 ng/mL), significa que el cuerpo no está preparado para que se produzca la fecundación del óvulo y, con ella, la evolución del embarazo. Si la mujer se queda embarazada y tiene la progesterona baja, es posible que se trate de un embarazo ectópico o que se pueda producir un aborto. Algunos de sus efectos son, además, reglas irregulares, dolor de cabeza o aumento de peso.
¿La progesterona engorda?
La progesterona, por sí misma, no engorda, pero sí que puede producir efectos desagradables como la retención de líquidos o una sensación de hinchazón generalizada.
¿Qué hace la progesterona en el embarazo?
La progesterona ayuda a la consecución del embarazo. Se trata de una hormona que favorece la preparación del útero para que se pueda producir la fecundación del óvulo y que el embrión comience a desarrollarse y evolucionar de la manera adecuada. Como hemos explicado, los niveles bajos de esta hormona producen mayor riesgo de aborto o alteraciones menstruales.
Por eso, si la mujer no tiene suficiente progesterona pero desea quedarse embarazada, será necesaria la suplementación de esta hormona, sobre todo durante la primera etapa del embarazo.
¿Qué rol cumplen los estrógenos y la progesterona durante la implantación y el embarazo?
En la implantación, el papel fundamental será el de la progesterona. Como ya hemos comentado, la progesterona se encarga de preparar el útero para la fecundación del óvulo y la llegada del embrión, para que este pueda implantar y comenzar a desarrollarse.
La progesterona irá incrementándose a lo largo de todo el embarazo, ya que esta es fundamental para que la gestación llegue a término. En las primeras semanas del embarazo, el ovario es el encargado de secretar la progesterona y, después, será la placenta la que comience a segregarla.
Los estrógenos, por su parte, son un tipo de hormonas muy importantes para la mujer, pues además de ayudar al útero a estar preparado para el momento de la fecundación, junto a la progesterona, ayudan a metabolizar las grasas, a mantener el colesterol en niveles saludables, a distribuir correctamente la grasa corporal de la mujer, a proteger los huesos y a estimular la libido (apetito sexual).
Durante el embarazo, los estrógenos tienen un papel clave en el desarrollo del útero de la futura mamá, que irá creciendo a medida que el feto vaya desarrollándose. Al igual que ocurre con la progesterona, los niveles de estrógenos van aumentando a lo largo de la gestación.
Por otro lado, los estrógenos son los responsables de preparar el tejido mamario para la lactancia, son fundamentales para el desarrollo de determinados órganos del feto y favorecen el buen desarrollo y mantenimiento de la placenta, entre otras funciones.
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