Problemas en el embarazo: ¿Qué complicaciones pueden surgir?

5 de noviembre de 2019

El embarazo es una de las etapas más intensas en la vida de una mujer. Se trata de un periodo en el que la ilusión y las ganas de descubrir cómo será el bebé cuando nazca pueden con todo lo demás.

Sin embargo, debemos ser conscientes de que pueden existir problemas en el embarazo. A pesar de ser unos meses muy felices, no podemos idealizarlo y pensar que va a ser perfecto, pues el tiempo y la experiencia nos han demostrado que, aunque no siempre, durante el embarazo también podemos experimentar momentos de “bajón” y algunas complicaciones.

¿Cuáles son los problemas en el embarazo más comunes?

40 semanas de embarazo dan para mucho. Generalmente, las molestias más comunes, como las náuseas y vómitos y el malestar general, se producen durante el primer trimestre. Sin embargo, a lo largo de la gestación se pueden tener diferentes síntomas, como dolor de cabeza, retención de líquidos, tensión alta, dolor de espalda y pelvis… A continuación, te detallamos 9 posibles problemas en el embarazo.

1. Embarazo ectópico.

El embarazo ectópico o extrauterino tiene lugar cuando el embrión implanta fuera del endometrio, normalmente en las trompas de Falopio, y comienza a desarrollarse fuera del útero. En estos casos, el embarazo no podrá continuar, ya que representa un riesgo de salud para la madre.

Sus síntomas pueden manifestarse con dolor en el abdomen, náuseas, vértigos, palidez, tensión baja… Cuando estos se detectan, se debe acudir directamente al ginecólogo para que pueda ver lo que ocurre e interrumpir el embarazo, para evitar que tanto la mujer como su aparato reproductor puedan sufrir ningún daño. Después de un embarazo ectópico es perfectamente posible lograr un nuevo embarazo con normalidad.

Problemas en el embarazo

2. Alteraciones en el líquido amniótico.

El líquido amniótico es el que rodea al feto en el útero durante el embarazo, protegiéndolo y permitiendo que se desarrolle con normalidad. El problema puede producirse cuando la cantidad de líquido amniótico es menor o mayor de la habitual (de 500 mililitros a 1 litro).

Cuando hay demasiado líquido (polihidramnios o hidramnios), este puede presionar el útero y el diafragma, pudiendo producir un parto prematuro. Si, por el contrario, el líquido es insuficiente (oligoamnios), la situación podrá comprimir al feto, produciéndole malformaciones y una posible inmadurez pulmonar (síndrome de Potter).

3. Problemas en la placenta.

La placenta es un órgano que forma parte del útero durante el embarazo, fundamental, entre otras cosas, para cubrir las necesidades de oxígeno y nutrientes que tiene el bebé mientras se desarrolla en el vientre de la futura mamá, así como de eliminar sus residuos y desechos. La placenta suele estar posicionada en la parte posterior o anterior del útero y se puede llegar a mover durante el embarazo.

Sin embargo, hay ocasiones en las que la placenta no se encuentra donde debería, sino que puede llegar a colocarse en el canal del parto (cuello del útero) o taponarlo y perjudicar en la salida del bebé. Normalmente, la placenta previa, que es como se conoce, tiene lugar al comienzo del embarazo y se suele colocar sola, pero si se mantiene en el mismo lugar, es posible que el ginecólogo recomiende el parto por cesárea.

Otro de los problemas placentarios más frecuentes es el desprendimiento de placenta. Este se produce cuando la placenta se despega de la pared del útero en la que estaba arraigada desde el comienzo del embarazo, lo que podría influir en el desarrollo del bebé, provocar sangrados a la embarazada y desencadenar un parto prematuro.

4. Preeclampsia.

La preeclampsia es una patología poco común pero propia de las embarazadas que aparece en el ecuador del embarazo, es decir, alrededor de la semana 20. Algunos de sus síntomas son tensión arterial alta, aumento repentino y considerable de peso, dolor de cabeza, proteinuria (altos niveles de proteína en orina), problemas de visión, dolor abdominal e hinchazón (edema), sobre todo en las manos y/o la cara.

Existen determinados factores de riesgo, que pueden favorecer la aparición de preeclampsia, como ser madre primeriza, la edad (mujeres muy jóvenes o mayores de 40 años), tener obesidad, tener un embarazo múltiple o antecedentes de familiares que hayan tenido preeclampsia, entre otros.

La preeclampsia puede afectar al crecimiento del bebé, ya que normalmente altera el riego sanguíneo de la placenta, puede ser el detonante de un parto prematuro, crear daño en otros órganos de la embarazada, como el hígado o los pulmones, y aumentar el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Es importante que se vigile desde el comienzo del embarazo, ya que así se evitará cualquier riesgo para el feto y la futura madre.

Problemas en el embarazo

5. Diabetes gestacional.

Hay embarazadas que, a pesar de no haber tenido nunca diabetes, pueden desarrollarla en el embarazo. Con los cambios físicos y hormonales que se producen en el cuerpo de la mujer durante el embarazo, es posible que no se produzca la suficiente insulina para sintetizar la glucosa o que esta no se esté sintetizando bien, lo que hace que el azúcar se acumule en la sangre, dejando de convertirse en energía, y que acabe produciendo diabetes gestacional.

En estos casos, es fundamental tener bajo control los niveles de azúcar en sangre durante todo el embarazo, ya que pueden provocar problemas al bebé, como mayor riesgo de padecer obesidad o diabetes en la infancia o problemas respiratorios.

Para prevenir o realizar un diagnóstico precoz de la diabetes gestacional, se realizarán pruebas constantes a la embarazada y se le recomendará una dieta especial, baja en azúcares libres e hidratos de carbono.

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6. Hipertensión.

La hipertensión o presión arterial alta durante el embarazo tiene lugar sobre la semana 20, por un estrechamiento de las arterias que trasladan la sangre por el organismo, que aumenta la presión y dificulta el paso de la sangre y, con ella, de los nutrientes y el oxígeno, al feto. Es una de las causas de la preeclampsia y puede desencadenar un parto prematuro.

7. Parto prematuro.

Durante las últimas semanas de gestación (de la 38 a la 40), el bebé termina de desarrollarse y de perfeccionar el funcionamiento de órganos vitales como los pulmones, el corazón o el cerebro.

Sin embargo, hay ocasiones en las que el feto nace antes de tiempo, de manera prematura (antes de la semana 37), teniendo un mayor riesgo de complicaciones a corto y largo plazo. Algunos partos prematuros se pueden intentar detener con la administración de medicamentos como la progesterona o, si la paciente está ingresada por amenaza de parto prematuro, con fármacos tocolíticos de uso hospitalario.

8. Factor Rh.

Todos nacemos con un tipo de sangre concreto (factor Rh positivo o negativo), que heredamos de nuestros padres. Cuando la madre y el bebé tienen un Rh incompatible (negativo y positivo, respectivamente), el cuerpo de la embarazada podrá interpretar que se trata de un organismo dañino y generar anticuerpos contra él. Estos anticuerpos se generarían en un primer embarazo. Si se diese una segunda gestación en la que el feto fuese Rh positivo, estos anticuerpos reaccionarían frente a la sangre fetal, pudiendo provocar anemia en el feto.

Hoy en día el factor Rh se puede controlar fácilmente, pues a las mujeres Rh negativo se les vacuna alrededor de las 28 semanas de gestación y si ha habido alguna prueba invasiva, como, por ejemplo, la amniocentesis. Además, si cuando el bebé nace se confirma que es Rh positivo, la madre recibirá otra dosis de vacuna posparto.

Problemas en el embarazo

9. Anemia.

La embarazada puede tener anemia durante la gestación, por un aumento del volumen sanguíneo. En estos casos, la anemia se suplirá con hierro y ácido fólico y se controlará a lo largo de todo el embarazo para evitar cualquier tipo de complicación.

Además, durante el embarazo se pueden producir algunas molestias normales, como la retención de líquidos o las contracciones, sobre todo en el tercer trimestre. Acudiendo a las ecografías y revisiones correspondientes y siguiendo siempre las indicaciones de los especialistas, no tiene por qué haber ningún problema.

No obstante, si en tu familia hay antecedentes de parto prematuro, preeclampsia o hipertensión o diabetes, por ejemplo, o tienes algún síntoma fuera de la normalidad, conviene que lo adviertas a tu ginecólogo para que pueda realizar un mayor seguimiento de tu caso y recomendarte lo que sea mejor para ti y para tu futuro bebé.

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