¿Padres primerizos? ¡Ojalá los bebés vinieran con un libro de instrucciones!
Tras el tiempo de búsqueda y los 9 meses de embarazo, por fin ha llegado el momento: os acabáis de convertir en padres primerizos, os han dado el alta en el hospital, tenéis a vuestro bebé en casa y no sabéis ni por dónde empezar.
Tener un hijo, además de colmar de ilusión a la futura familia y de replantear los proyectos de futuro, trae consigo cierto temor, completamente natural y comprensible. ¿Sabré cuidar a mi hijo? ¿Reconoceré sus necesidades? ¿Seré capaz de educarlo correctamente?
Padres primerizos: ¿Cómo nos preparamos antes de la llegada del bebé?
Llegado el tercer trimestre del embarazo, los días se suceden cada vez más rápido. De hecho, en las últimas semanas a la mujer cada vez se le hace más pesado dormir y realizar sus actividades diarias. Sin embargo, también es un momento de máxima ilusión en el que debemos dejar todo listo para cuando lleguemos del hospital con el recién nacido.
A continuación, os damos algunos consejos para antes de la llegada del bebé:
- Lavad toda su ropita y dejadla en un lugar cómodo y accesible para poder tener a mano todos los cambios que necesitéis.
- Comprad varios paquetes de pañales y toallitas húmedas para no quedaros sin ellos en el momento más inesperado.
- Durante las últimas semanas, dejad preparadas comidas (cremas, arroz, legumbres, caldo, etc.) y congeladlas para solo tener que calentarlas en unos minutos y no tener que complicaros la vida cuando volváis a casa.
- La última semana, haced compra y dejadlo todo preparado para tener los alimentos suficientes en el caso de que no os apetezca o no podáis salir cuando estéis en casa con el bebé. Si el parto os pilla desprevenidos, pedid a un familiar que lo haga por vosotros.
- Poneos al día con las cuentas, el correo y los últimos detalles de trabajo, así evitaréis imprevistos.
- Tened en cuenta el tiempo que tardáis en llegar al hospital: para comprobarlo podéis hacer un par de viajes a diferentes horas para ver cuánto os lleva y aprenderos bien el camino en caso de que este sea nuevo para vosotros.
- Organizad a vuestros familiares y amigos para que tengan en cuenta vuestras necesidades. Por ejemplo, en caso de que no queráis visita mientras estáis en el hospital, si vais a necesitar que os lleven, etc.
- Tened a mano todos los documentos médicos y el historial del embarazo.
- Y, por supuesto, dejad preparada vuestra maleta para el hospital y la del recién nacido con todo lo que vayáis a necesitar.
Padres primerizos: Cuando el bebé ya ha nacido
A todos los padres primerizos, aunque en algunas ocasiones parezca lo contrario, les ocurre lo mismo. La paternidad es, a la par que felicidad, una bendita y constante preocupación. Todas las dudas y cuestiones que tienen los papás primerizos se esconden bajo el aparentemente despreocupado comentario que solemos oír de las parejas que acaban de tener su primer hijo: “Ojalá los niños vinieran, no con un pan, sino con un libro de instrucciones bajo el brazo”.
Pero no, los bebés no nacen con un folleto explicativo pegado al cordón umbilical; algo que, de hecho, debemos agradecer, ya que el viaje de la maternidad y la paternidad, a través del cual aprendemos día a día a conocer y cuidar a nuestro hijo será, probablemente, la experiencia más gratificante y extraordinaria de nuestra vida.
Actualmente, gracias a Internet podemos acceder a un número prácticamente ilimitado de fuentes de información que aportan datos y recomendaciones para criar a nuestro hijo. Desde los foros hasta los trucos y experiencias de las abuelas, pasando por revistas y libros especializados, la oferta de consejos es infinita. Muchas veces, para desesperación de los padres, estos consejos pueden llegar a ser, incluso, contradictorios. Entonces, ¿a quién debemos hacer caso? Si decidimos hacer una cosa y no otra, ¿nos estaremos equivocando? Sin embargo, estas preguntas no tienen una respuesta concreta, pues en cuanto a lo que a crianza se refiere, nadie tiene la verdad absoluta. ¡No hay dos familias iguales!
Y por supuesto, tampoco hay dos niños idénticos. Entonces, ¿por qué tenemos que asumir que todos los padres deben cuidar y educar a sus hijos del mismo modo? Debemos encontrar la manera más adecuada para cuidar a nuestros hijos, según nuestra propia experiencia, que es la que vamos adquiriendo día a día, según nos vamos conociendo como familia.
Por eso, nuestro mayor consejo es que aprendáis con vuestro hijo, que os deis tiempo para ir conociéndolo cada día un poco mejor, así como descubriendo y disfrutando cada minuto de vuestra maternidad y paternidad. Y, por supuesto, confiad en vuestro instinto, es el “sentido” más sabio de todos.
También es importante que dejéis atrás el sentimiento de culpa: seguramente, ninguna decisión que toméis va a hacer que vuestro hijo se convierta en un malcriado o que se traumatice para siempre. Esas ideas tan solo van a conseguir llenaros de ansiedad y preocupación. Escuchad y leed los consejos que os brinden, pero sin agobios. Analizad y adaptad los que os parezcan más compatibles con vuestra forma de ser y de pensar, pero no os martiricéis si alguno no os funciona como os afirmaron que lo haría.
En cuanto a la salud del bebé, confiad en su pediatra y acudid a las revisiones periódicas. Pero, sobre todo, relajaos. Nadie conoce más a un niño que sus propios padres, así que ningún gurú de la crianza ni ningún decálogo milagroso va a poder sustituir nunca vuestra intuición ni vuestro cariño.
Disfrutad del viaje de la maternidad y la paternidad sin sentimientos de culpa ni obsesiones. Pasad tiempo con vuestro bebé, jugad con él y compartid vuestras emociones. Olvidaos de intentar pensar en todo momento si lo que hacéis es correcto o incorrecto. En realidad, y seguro que ya lo sabéis por experiencia, hay pocas cosas correctas o incorrectas. La vida y las personas que la vivimos estamos llenos de matices. La relación de unos padres con su hijo es, tal vez, la más rica y plena de las relaciones humanas. Por tanto, dejemos que fluya de una forma natural y sin tantas restricciones.
Y no os preocupéis más de lo necesario: vuestro hijo acabará siendo una persona estupenda, igual que lo sois vosotros.
