¿Inseminación in vitro? ¿Fecundación artificial? ¿Sabes en qué se diferencian los tratamientos de fertilidad?
Hay decenas de conceptos en el mundo de la reproducción asistida y los tratamientos de fertilidad. No siempre los denominamos de manera correcta, y es por ello que a menudo mezclamos conceptos, lo que hace que tengamos cada vez menos claro en qué consisten y qué diferencias hay entre ellos.
Cierto es que en Internet hay mucha información pero, como sabes, esta no siempre es correcta más cuando sabemos que en una página web te explican un concepto de una manera mientras que en otra te lo están describiendo de una forma completamente opuesta.
Aunque siempre contarás con la explicación detallada de un médico, que tratará de solucionar a lo largo de todo el proceso las dudas que puedan ir surgiendo, es fundamental que conozcas de primera mano en qué consiste cada tratamiento y técnica de reproducción asistida y en qué se diferencian unos de otros.
Por eso, a continuación, te contamos todo sobre los tratamientos de reproducción asistida.
Tratamientos de fertilidad: ¿Cuáles son y en qué se diferencian?
Los tratamientos de fertilidad o de reproducción asistida ayudan a las parejas y mujeres a lograr el embarazo cuando no pueden concebir de forma natural.
Empecemos por el tratamiento más sencillo de todos: la inseminación artificial. En este caso, se depositan los espermatozoides capacitados en el laboratorio de la pareja o de un donante anónimo directamente en el interior del útero de la mujer, con ayuda de una cánula, para que tengan más facilidades para llegar a fecundar el óvulo. Puede realizarse previamente una estimulación de la ovulación con hormonas o no. Se trata de una técnica que se recomienda a mujeres jóvenes (menores de 38 años), pues tiene menor porcentaje de éxito que otras como la fecundación in vitro o la ovodonación y, por ello, no es tan efectiva en mujeres de mayor edad.
En segundo lugar, te hablamos de uno de los tratamientos más conocidos: la fecundación in vitro. Seguramente este concepto te sea uno de los más familiares, pues es gracias al que nació hace ya nada más y nada menos que 40 años Louise Brown (25/07/1978), la que fue conocida como la primera “bebé probeta” del mundo.
La fecundación in vitro, también conocida por sus siglas “FIV”, se realiza en el laboratorio. Primero, se realiza la estimulación ovárica con hormonas que ayudan a obtener varios folículos. Una vez estén preparados se realiza su aspiración para extraer los óvulos. A continuación, se prepara la muestra de semen, de la pareja o de un donante anónimo, para que los espermatozoides estén en óptimas condiciones y tengan una mayor capacidad de fecundación. Cuando ya tenemos la muestra de semen, se juntan óvulos y espermatozoides en una placa y se espera hasta que se produzca la fecundación. Se trata de un proceso por el que el encuentro entre óvulo y espermatozoide se produce de una manera natural, espontánea.
Existe una variante de la FIV, llamada microinyección espermática o ICSI (por sus siglas en inglés: Intra Cytoplasmic Sperm Injection), en la que se inyecta un espermatozoide dentro de cada uno de los óvulos maduros recuperados. Se trata de una técnica indicada principalmente en parejas con problemas de origen masculino de carácter severo, cuando se han producido fallos de fecundación o cuando se utilizan ovocitos que previamente han sido vitrificados, entre otros casos.
Por otro lado, encontramos la donación de óvulos, más conocida como ovodonación, una técnica en la que la mujer que va a gestar el bebé recibe el óvulo de otra mujer, una donante anónima. En realidad, el proceso de la ovodonación es similar al de una fecundación in vitro, con la única diferencia de que el óvulo lo aporta una mujer distinta de la que lo concibe.
La ovodonación está recomendada en casos de mujeres que no han conseguido quedarse embarazadas con sus propios óvulos, bien por su edad (más de 40 años) o por algún tipo de problema ovulatorio.
Por último, el método ROPA, acrónimo de “Recepción de Óvulos de la PAreja”. No es más que una fecundación in vitro, que está especialmente indicada en casos de parejas de mujeres que desean ser mamás. En este caso, una de las mujeres será la que quedará embarazada y la otra será la que aportará el óvulo a su pareja, que se fecundará con el semen de un donante anónimo. Es una manera de que ambas mujeres participen en la concepción de su futuro bebé.
Como hemos podido observar, los tratamientos de fertilidad parten desde la técnica más sencilla, la inseminación artificial, y se van complicando a medida que las necesidades y circunstancias de cada paciente así lo requieren.
Esperamos haberte aclarado todos estos conceptos y técnicas, gracias a los que los especialistas en reproducción asistida ayudamos a cumplir cada año miles de sueños.
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